Vas manejando y consigues un semáforo en rojo… hace unos cuantos años atrás esto era perder 98 segundos (Aproximados) de tu vida sin absolutamente nada que hacer, exceptuando, tal vez, escuchar música o la radio, pero gracias a la situación económica actual cada vez más venezolanos deben buscar las formas de sobrevivir.
Una de las más creativas y rechazadas ha sido la labor desempeñada por los malabaristas callejeros, quienes esperan que la luz roja del semáforo aparezca para intentar, en esos 98 segundos, entretener a los conductores y sus acompañantes con un espectáculo corto y luego recolectar la mayor cantidad de propinas posibles.
Al principio este negocio resultaba muy rentable (sé de un malabarista en particular que llegaba a ganar hasta 80 Bs diarios), pero cada día fueron apareciendo más y más malabaristas, por lo que ya el simple juego de lanzar cuatro pelotas al aire y jugar con ellas no era suficiente: todos debían mejorar.
Pronto aparecieron cadenas con fuego, cuchillas, dos malabaristas juntos tratando de mantener objetos peligrosos circulando por el aire, inclusive llegué a ver a uno de ellos intentar subirse a un monociclo de dos metros de alto (sólo lo intentó, un policía le prohibió hacerlo porque era demasiado peligroso).
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que hacen estos jóvenes por entretenernos cuando quedamos atascados en una cola o en el semáforo, no es bien recibido por muchas personas por considerarlos “un desecho de gente sin aspiraciones” o incluso automáticamente piensan que están en el mundo de las drogas y eso es lo que les lleva a trabajar en la calle.
Indiferentemente de estos argumentos, debería reconocerse el esfuerzo por mejorar y la pasión que ponen en su oficio, ya que más de una persona con un trabajo convencional (con aire acondicionado, quince y último, horario fijo, entre otros) no se apasiona por lo que hace ni intenta mejorar para ser reconocido o ganar más, de hecho, en muchos casos, intentan hundir a sus compañeros de trabajo para que les reconozcan el poco esfuerzo que hacen en vez de intentar brillar con luz propia; los malabaristas son honestos y dicen hacer exactamente lo que hacen, sin ocultarse y sin pena.
Los malabaristas nos enseñan una valiosa lección en cada semáforo: has aquello que te apasione, lucha, viaja, conoce, no te quedes varado en la luz roja que detiene por 98 segundos tu vida, sólo intenta ser el mejor y hazlo bien, por ti mismo y siempre recuerda que ya está bueno de jugar con las pelotas.
"Diferentes noches, diferentes personas, quieren, no quieren, aman, no aman, alguien se enamorará, alguien se quedará atras, alguien se pasará de la raya, alguien se cansará Y dejará de querer... No lo enciendas y no lo extingas, no creas, no temas, no preguntes y cálmate... En algún lugar hay un montón de nosotros pero es insuficiente; en las carreteras habrá una incursión... Alguien se arriesgará y alguien fallará, alguien entenderá pero no ayudará... No creas, no temas y no preguntes"
(Ne ver', ne boysya, ne prosi-t.A.T.u.)