Una de las
primeras cosas que viene a la mente de muchos extranjeros (y venezolanos) al
pensar en lo que significa Venezuela son las misses, la política, y, ¿cómo no?
¡Las Novelas!
Hace varios años,
por allá en los 90, una novela muy particular, llamada “Por Estas Calles”,
irrumpió en la pantalla chica venezolana, cuyo éxito apenas fue sobrepasado por
el 2010; esta novela se fusionó con la historia política que le tocó vivir al
país en ese entonces, haciendo la trama en algo totalmente nacional y con lo
que los venezolanos podían identificarse.
Este culebrón fue el primero en mostrar a la mayoría representativa de los venezolanos (o al
menos eso nos dicen), ya que fue la primera en mostrar cómo vivían los pobres en los
ranchos de Caracas, y hablar de la miseria social que crecía cada vez más, sin
detenerse, hasta nuestros días.
Esa novela, y
otras, con diferentes naturalezas, han mantenido a la mayoría de los venezolanos
en vilo, día tras día, esperando, pegados al televisor, el anhelado e impactante
desenlace final del trama, para ver como los villanos son humillados, los
pobres, humildes y buenos encuentran la riqueza mágicamente, como los
protagonistas se enamoran y terminan compartiendo una vida feliz, cómo una de
las chicas fue a la universidad para conocer a su príncipe azul que la
mantuviera el resto de su vida…
Los culebrones,
desde sus inicios, han ido amasando la mente y personalidades de los
venezolanos, gracias a la “función narcotizante” que ejercen los medios de
comunicación, por lo que cada habitante (o al menos una gran mayoría) de
Venezuela tiene la capacidad de hablar, relacionarse y expresarse como si
estuviera delante de una cámara, haciendo gala de dotes de dramatización
envidiables para los habitantes de otros países.
Y esta, señoras
y señores, es la única explicación lógica que puedo encontrarle a la actitud
tan “tranquila” que han manifestado los venezolanos en los últimos meses/años/décadas,
ya que en otros países por menos de la tercera parte han salido a la calle
mientras nosotros, los pacíficos y siempre alegres venezolanos, estamos delante
de la pantalla (no sólo del televisor sino ahora también del ordenador) observando
las noticias, haciendo click en links de twitter y facebook, compartiendo caricaturas, memes, audios, vídeos y comentarios
satíricos de la política, esperando, anhelantes, algún final mágicamente
redentor que se dé por sí sólo gracias a los guionistas.
…El venezolano
está hecho de telenovelas, sí, pero desafortunadamente la vida real no
transcurre detrás de una pantalla.
¡No temas!