
Érase una vez alguien que vivía sus días bajo el nombre de Renné, era joven, se dedicaba de lleno a sus intereses, iba al gimnasio con regularidad, ya era profesional y el éxito marcaba sus pasos, tenía un apartamento propio, pero nada de esto importaba porque tenía un fantasma dentro de su cabeza: le atraían las personas de su mismo sexo.